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Las tres plantas mantienen los palcos del antiguo teatro en perfecta conservación. Los palcos se utilizan como salas de lectura en las que la gente se sienta tranquilamente a leer sin límtie de tiempo. Es una de las maravillas de este lugar: el lector es el rey. No hay empleados que te preguntan constantemente qué quieres o cuántos libros vas a comprar; nadie te vigila para ver si compras o no compras. El criterio es otro: la lectura es el mayor de los tesoros y los lectores quienes deben disfrutar estos tesoros, incluso allá, en la propia libreía. Eres antes lector que comprador, aunque evidentemente mucha gente compra y gracias a ello el negocio se mantiene. |