El convento de los Jerónimos, centro neurálgico de la renovación integral de El Prado, es el único edificio del que fue en otro tiempo Monasterio de los Jerónimos durante el siglo XV. La remodelación que ha hecho Rafael Moneo ha pasado por unir el edificio principal de El Prado con la iglesia, a cuyo claustro se accede ya por la entrada de los Jerónimos y que ha sido habilitado para contener exposiciones temporales de máximo interés.