AnteriorIndiceIndiceSiguiente


bar
Una de las mejores cosas de esta ciudad es la libertad de la gente para comer lo que quiere, donde quiere y a la hora que le apetece. No existe esa rigídez europea ceñida a un horario que marca cuántos platos debes comer y a qué hora. En Nueva York todos los establecimientos de comida y bebida disponen de la variedad suficiente como para que tú decidas lo que comes, a qué hora, en qué cantidad y dónde, sin que nadie te pregunte nada más sobre lo que pides. Sólo te desean que te aproveche y que lo pases bien.