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Los primeros edificios de estas características empezaron a construirse a finales del siglo XIX, hace ahora más de cien años. Estos altísimos edificios constituyeron un auténtico reto para los ingenieros y arquitectos de la época, quienes tuvieron que poner en práctica las más audaces estrategias de construcción para proveer a estos edificios de la máxima seguridad, dotándolos de una enorme resistencia ante los fuertes vientos de la zona en algunas épocas del año. Arquitectura diseñada también para resistir terremotos, para funcionar con un avanzado sistema antiincendios y con ascensores vertiginosamente rápidos para la época en la que se diseñaron. |