Desde su inaguración, en 1876, el Parque Central de la ciudad viene siendo el pulmón de la misma. Los rascacielos siguen ahí, impávidos, apiñados y elevándose cada vez más hacie las nubes, pero el Parque también sigue aquí, tranquilo, con olor a naturaleza, relajante y hermoso, con magníficos entornos en los que la gente se siente bien,...un mundo aparte, un oasis en medio del asfalto.