La Gran Muralla china es uno de esos monumentos, Patrimonio de la Humanidad, que, al pronunciar su nombre, evoca tamaños que no pueden imaginarse, longitudes imposibles y esfuerzos humanos fuera de todo cálculo.
El pueblo chino también la llama con otro precioso nombre: "El Dragón de las Mil Azucenas", nombre de una belleza sólo equiparable a la de su magnífica arquitectura y a la de su grandeza geográfica.