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Así son las cosas: entre piedras medievales, la gente tiene que ganarse la vida, y una de las formas más habituales son los comercios de recuerdos compostelanos que salpican los soportales de la ciudad. Aquí sucede como en todas las ciudades del mundo: allí donde hay un turista, hay negocio; si hay miles de turistas cada año, el negocio es mucho mayor y se vuelve invasivo. |