El guía nos contó una leyenda muy bonita. Una joven china atravesó el país de parte a parte, viajando hasta la Gran Muralla, para buscar y encontrar a su amor, un preso condenado a cumplir su condena a trabajo forzados, en la construcción de aquel muro. Lo buscó y lo buscó, y , después de mucho tiempo, la informaron de que su hombre había muerto. Su llanto era tan inconsolable y su pena tan grande y profunda, que las lágrimas que derramó durante días, derribaron aquel muro.
La leyenda dice que una parte de la magia que exhala la Gran Muralla proviene del hecho de estar construida, también, con amor.