La visita a la Gran Muralla es una magnífica experiencia, no sólo por poder observar su formidable construcción, sus escalinatas, sus acusadas pendientes, sus continuas subidas y bajadas, sus atalayas, sus torres y sus muros, sino también por el paisaje que la rodea, paisaje frondoso y exhuberante que viste sus montañas y su naturaleza con las tonalidades de las estaciones.