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El río Tíber (en italiano, Tevere), tiene el nada despreciable recorrido de cuatrocientos kilómetros. Nace en los Apeninos y veinte kilómetros después de dejar Roma tras de sí, acaba por desembocar en el mar Tirreno. Es delicioso pasear por sus orillas, mientras recorres su mansedumbre con la vista y te contagia su paz. También puedes disfrutar del Tevere atravesando unos cuatro kilómetros en uno de los numerosos barcos que hay a disposición de los turistas. Cuarenta minutos viendo Roma desde el agua tiene también un gran atractivo. |